La ley de 40 horas en Chile, que reduce la jornada laboral semanal a 40 horas, ha generado un cambio significativo en el ámbito laboral, incluyendo la transición de muchos trabajadores de un entorno remoto a uno presencial o híbrido. Este cambio puede tener diversas implicaciones en la salud mental de los colaboradores.
El regreso a la oficina implica el retorno a los desplazamientos diarios, lo que puede aumentar el estrés y la ansiedad debido al tráfico, los tiempos de viaje prolongados y la exposición a aglomeraciones. Además, la transición de un ambiente de trabajo en casa, que muchos encontraron cómodo y flexible, a un entorno de oficina puede generar estrés, especialmente si los colaboradores sienten que pierden autonomía o equilibrio entre la vida laboral y personal. La adaptación a nuevas rutinas y horarios puede afectar la salud mental, especialmente para aquellos que han establecido un equilibrio en sus rutinas diarias durante el trabajo remoto. Aunque la interacción social en el lugar de trabajo puede ser beneficiosa, también puede ser una fuente de ansiedad para aquellos que se han acostumbrado a la soledad o tienen dificultades en situaciones sociales.
La dinámica de trabajo en equipo puede cambiar con la vuelta a la presencialidad, lo que puede afectar tanto positiva como negativamente la productividad y la motivación. Las expectativas de desempeño pueden cambiar, y los colaboradores pueden sentir presión adicional para demostrar su productividad en un entorno supervisado directamente.
Para mitigar los efectos negativos de este cambio, es esencial mantener cierta flexibilidad en los horarios, lo que puede ayudar a los trabajadores a adaptarse mejor a la nueva rutina. Implementar programas de apoyo psicológico, como asesoramiento y talleres de manejo del estrés, también puede ser beneficioso. Fomentar una comunicación abierta y transparente entre colaboradores y empleadores puede ayudar a abordar preocupaciones y ajustarse mejor a los cambios. Realizar encuestas periódicas para entender las necesidades y preocupaciones, puede ayudar a crear un entorno más comprensivo y adaptable.
Además, es importante crear espacios en el lugar de trabajo donde los trabajadores puedan relajarse y tomar descansos para reducir el estrés. Promover actividades que fomenten el bienestar físico y mental, como clases de yoga, meditación y ejercicio físico, puede mejorar significativamente la salud mental.
El trabajo presencial puede fortalecer las relaciones entre colegas, mejorando la colaboración y el espíritu de equipo. Para algunos, la vuelta a la oficina puede ayudar a establecer una separación más clara entre el trabajo y la vida personal, mejorando el equilibrio y reduciendo el agotamiento. Estar en la oficina puede facilitar el acceso a recursos y herramientas que no están disponibles en un entorno de trabajo remoto.
La ley de 40 horas en Chile y el consiguiente cambio a la presencialidad, presentan desafíos y oportunidades para la salud mental. Es importante que las empresas reconozcan estos cambios y tomen medidas proactivas para apoyar a sus colaboradores durante esta transición. La implementación de estrategias efectivas puede ayudar a mitigar los efectos negativos y aprovechar los beneficios potenciales, promoviendo un entorno laboral saludable y productivo.